Días atrás visité El Salvador y tuve el honor de conversar y escuchar a las ministras de Economía – María L. Hayem, Turismo – Morena Valdez, y Vicecanciller – Adriana Mira, todas ellas inteligentes y carismáticas funcionarias. También conversé con la gente sencilla, en sus calles y avenidas, en cuyos rostros hay tranquilidad, paz y esperanza, fruto de la seguridad alcanzada, lo que no habían sentido en años, al punto que los salvadoreños alejados comenzaron a regresar y el turismo a retornar. A la gente, le importaría poco, la manera quizás discutible, en que el oficialismo logró obtener una interpretación favorable para la reelección presidencial, asumiendo el pueblo una actitud pragmática como el pensamiento de su joven y eficiente presidente, puntero en las encuestas; aunque quizás éstas, no exactas del todo, ya que en las mismas pudiera reflejarse respuestas de apoyo por prudencia más que por convencimiento, debido a la legislación salvadoreña que tipifica como delito pertenecer a una banda. En todo caso, la oposición liderada por los partidos tradicionales Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN y Alianza Republicana Nacionalista ARENA, estarían más preocupados en no desaparecer que en ganar, frente a la alta popularidad de Nayib Bukele y su partido Nuevas Ideas. Por su parte, los partidos Vamos y Nuestro Tiempo, tampoco han podido ganar terreno en los ciudadanos. Así, la debilitada oposición no ha logrado capitalizar los “excesos” que se habrían dado en el Régimen de Excepción en materia de derechos humanos, así como el pendiente avance económico; con lo cual, la reelección el día de hoy estaría casi asegurada, así como un importante sino mayoritario espacio en la Asamblea. Pero, en esencia, de ganar, sería un indiscutible sí o validación democrática (una suerte de consulta indirecta e implícita al pueblo) a la interpretación de reelección presidencial, así como una ratificación de las medidas tomadas en materia de seguridad, es decir una bofetada con guante blanco a los que defienden los DDHH del delincuente sobre el de la gente. A aquellos, respetuosamente les invito a que visiten ese bello país y pregunten a los humildes vendedores ¿por quién votaron y por qué?, otrora víctimas de las vacunas.
No puede haber turismo, crecimiento económico, ni trabajo, sino hay seguridad; el pueblo salvadoreño lo ha sabido valorar y entender muy bien, y su presidente lo ha enfrentado y en gran medida solucionado pensando fuera de la caja. La firmeza es necesaria para derribar la delincuencia, a pesar de que la misma pueda ser tachada por algunos como “autoritarismo”, cuando en realidad es poner los puntos sobre las íes, esto es disciplina, mano firme y sentido de autoridad necesarias cuando las cosas se han ido de las manos, como fue y ahora es el exitoso caso de El Salvador, y del proceso que atraviesa el Ecuador.