Cartas a Quito / 6 de abril del 2024


Salazar vs. Salazar

Lady Diana Salazar Méndez se encuentra investigando a Mayra Carolina Salazar Merchán, dentro del escandaloso caso “Purga”.

Durante hora y media esta última rindió su testimonio anticipado el pasado 28 de marzo, con un libreto perfectamente redactado por ella y su abogado, con el cual contó hasta lo inimaginable sobre la gente que delinquía con ella y viceversa, cerrando con broche de oro toda su actuación verdaderamente digna de un Óscar, hasta con “lágrimas de cocodrilo” incluidas.

No dijo ni una coma fuera de lo que estaba leyendo y casi me convence que hay que indultarla por su “arrepentimiento” de novela venezolana, del cual se comieron el cuento varios medios que hicieron eco de esa estrategia bien planificada y adiestrada por su patrocinador.

Tan es así que como no estaba en el guión, no respondió ningún tipo de preguntas de las múltiples que le formularon, enervando el derecho a la interpelación y a la contradicción de las defensas técnicas de los otros sospechosos involucrados en esta amplia red delincuencial.

Particularmente me hubiera gustado más que detalle bien su expresa participación en cada uno de los tantísimos presuntos delitos que se le imputan a sus escasos 35 años, a más de desenmascarar y hundir a sus compinches del hampa. Tal vez ella piensa: “Si yo me hundo, me voy llevando a todos”; lo cual no me parece mal, en honor a que salga a luz toda la verdad.

Su único interés particular seguramente será obtener una décima o máximo una quinta parte de la pena que normalmente le correspondería, gracias a su Cooperación Eficaz (Art. 493, COIP). Aunque realmente merezca todo el peso de la ley sobre ella, la sacará bien barata, mientras más “venda” al resto de implicados en esta alta red político–judicial.

Pero eso que es un beneficio en el mundo procesal penal, también conlleva un riesgo en el bajo mundo criminal, y es que específicamente sube el precio de su cabeza, ya que ‘sabe demasiado’ y ha espetado abono orgánico con ventilador, lo cual la Mafia local e internacional, no perdona.

Lo interesante es ver en dos banquillos diferentes y frente a frente, a las dos jóvenes Salazar:

La una, que lucha diariamente por la justicia con suma valentía y coraje contra la corrupción y el narcotráfico, solamente apoyada en su inquebrantable fe cristiana y amor por la justicia.

Y la otra, que le vendió su alma al diablo y a los narco-delincuentes por cuatro reales, que no la detuvo nunca nada ni nadie pese a su corta edad, con tal de obtener el vil metal fácil, rápido y a cualquier costo, sin importarle siquiera su propia vida, ni la de sus seres más queridos.

César Eduardo Benítez Jiménez