ChatGPT: oportunidades y amenazas

La revolución de la inteligencia artificial está llegando a los territorios del aprendizaje automático. Esta maravillosa herramienta facilita nuestra vida en algunos ámbitos, pero también plantea nuevos retos. 

Preguntas: ¿Están nuestros datos seguros si los dejamos en manos de programas inteligentes que pueden ser hackeados? ¿Hasta qué punto podemos controlar la inteligencia artificial, o al contrario, la inteligencia artificial nos controlará y someterá? Se sabe que hace unos años saltaron las alarmas cuando Facebook tuvo que desconectar una de sus inteligencias artificiales, porque había desarrollado un lenguaje propio que no era conocido por sus creadores.

Según los expertos, la inteligencia artificial tiene las siguientes ventajas: fomenta la automatización de los procesos; reduce el error humano; potencia la creatividad; aporta con precisión; y, agilita la toma de decisiones. Sus desventajas son, entre otras: la dificultad de acceso a los datos, porque para que funcione debe tener contener información renovada y fiable; la falta de profesionales calificados, que realicen las actualizaciones y los ajustes indispensables; el costo de producción de inteligencia artificial es alto, pues necesita ejércitos de programadores

Una primera aproximación nos lleva a dimensionar sus oportunidades, en la medida que es un medio que facilita la resolución de problemas, en los ámbitos estudiantiles, profesionales y productividad, en especial en los sectores de las ciencias y tecnologías. Pero las amenazas podrían ser mayores, si la inteligencia artificial -como el resultado de lacombinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas con las “mismas”capacidades que el ser humano-, cause la destrucción de la humanidad en el mediano plazo.

Las Naciones Unidas están preocupadas y también los dueños de las industrias tecnológicas, que intentan regular la inteligencia artificial. Las alarmas están prendidas, sostiene Yuval Harari, para quien “la inteligencia artificial podría devorar rápidamente toda la cultura humana, todo lo que hemos producido a lo largo de miles de años, digerirla y empezar a producir a borbotones una avalancha de nuevos artefactos culturales. No solo ensayos escolares, sino también discursos políticos, manifiestos ideológicos e incluso libros sagrados para nuevos cultos”.

En suma, la inteligencia artificial no es neutra; es un poder que debe sustentarse en la ética civil, en tratados internacionales y no solo en el mercado.