Esta pregunta ronda por los confines del planeta, como resonancia de los nuevosescenarios que afrontan los pueblos para sostener un modelo posible -la democracia-, que se cae en pedazos. ¡Expliquémoslo!
Quienes tienen una visión lineal -no sistémica-consideran que la democracia representativa se ejerce, exclusivamente, a través de leyes, instituciones y votos. En el orden formal es correcto, pero la realidad ha deformado aquello que consideramos intangible ylegítimo. La causa de este desbarajuste es ladisolución de la democracia por la intervención explicita o solapada de los denominados “bots” sociales; es decir, tipos de inteligencia artificial usados en redessociales para generar mensajes. Dicho de otro modo: asistimos al reemplazo sutil y efectivo de los medios tradicionales (radio, prensa y televisión), por medios virtuales queresponden a la denomina infocracia.
Byung-Chul Han en su libro “Infocracia: la digitalización y la crisis de la democracia”,advierte los peligros de la guerra de información desatada en las redes sociales, que ha puesto de cabeza a los líderes,politólogos y estrategas electorales, porque hademostrado que los “bots” cambian el climade opinión y manipulan a los públicos mediante sistemas tecnológicos y psicológicosprogramados por agencias especializadas.
Zygmunt Bauman Bauman, en “Tiempo líquidos” vaticinó que “las redes sociales son una trampa”. Y denunció “la desigualdad creciente y el descrédito de la política por su visión nada idealista de lo que ha traído la revolución digital”, ya que asistimos -dice- a “una globalización negativa, selectiva, centrada en la vigilancia y la información, la delincuencia y el terrorismo, en una sociedad humana sin fronteras y expuesta a los golpes del marketing virtual”.
La democracia – ¡quién lo creyera! – depende ahora de algoritmos y de miles de programadores entrenados para lograr efectos de corto plazo, sin argumentos, y donde los ciudadanos somos sustituidos por la aritmética robotizada que ensalza personajes más que ideas, en una guerra de memes inédita, en la que prevalece lo visual sobre lo textual. No sería raro elegir, entonces, en un futuro próximo, a un “meme presidente”.