
Desde septiembre de 2024 los ecuatorianos soportamos cortes de energía eléctrica que afectan duramente a nuestra vida y productividad. Se estima que, en Ecuador, por cada hora de apagón, se pierde entre 12 y 20 millones de dólares. Frente a esta dura realidad, múltiples han sido los análisis y propuestas de solución que se han planteado desde diferentes sectores; sin embargo, el problema y sus consecuencias parecen estar bastante lejos de encontrar una solución definitiva. En este artículo vamos a analizar algunos aspectos que los apagones han desvelado en varios sectores del Ecuador.
En los últimos años, Ecuador, al igual que múltiples regiones del mundo, está experimentando una de las peores sequías en más de una mitad de siglo. Eso ha provocado una reducción muy significativa de los embalses de nuestras hidroeléctricas, afectando de manera crítica su capacidad de generación de energía eléctrica. A este problema hay que sumar nuestra escasa disponibilidad de generación eléctrica a partir de fuentes no hídricas. Los apagones han desvelado que el cambio climático es real y que puede afectar de manera muy profunda a nuestras vidas.
Ahora vamos al ejecutivo. Tenemos un Gobierno que lleva casi un año en funciones y que, desde antes de su posesión, conocía de la grave crisis energética que veníamos enfrentando. Recordemos que el año pasado, al final de la gestión de Guillermo Lasso, ya tuvimos cortes de energía eléctrica. La pregunta que surge es ¿Qué medidas implementó el gobierno de Noboa para atenuar esta crisis energética? Los hechos nos muestran que hicieron poco, o si hicieron mucho no ha surtido efecto: ¡hemos tenido hasta 14 horas de cortes de electricidad por día! Los apagones han desvelado que tenemos, por decirlo cortésmente, un gobierno poco efectivo.
Por el Ministerio de Energía y Minas, desde la posesión de Daniel Noboa, han pasado 4 titulares, 2 de los cuales han sido ministros encargados. La magnitud del problema energético exigía una estrategia sólida desde el inicio de la gestión de Noboa, con un comité especial liderado por el Presidente para enfrentar la crisis de forma proactiva. Desafortunadamente, el gobierno actual, al igual que los últimos gobiernos, ha tenido principalmente una actitud reactiva frente a este grave problema, y la empatía que ha declarado tener no nos sirve para mucho. ¡Qué tal si la empatía del gobierno se traduce en que sus funcionarios padezcan de los cortes de electricidad! A lo mejor así esa empatía se traduce en acciones, que es lo que ahora demandamos todos los ecuatorianos. Los apagones han desvelado que el gobierno tiene una empatía que no se traduce en acciones.
Por su parte, los ciudadanos hemos tenido que encontrar formas muy creativas para enfrentar los apagones: desde volver a épocas arcaicas donde se usaban velas hasta adquirir sistemas de almacenamiento y generación de energía eléctrica. Aparte de la crisis, los ciudadanos también hemos tenido que enfrentar fuertes especulaciones en los precios de estos productos a la vista y paciencia de las autoridades de control. Ojalá que las ganas de trabajar de los funcionarios de control no se hayan ido, al igual que ha pasado con la energía eléctrica. Para muestra basta un botón, lámparas led con baterías, que antes de la crisis energética costaban 5 dólares, se han llegado a vender por hasta 30 dólares. Los apagones han desvelado la viveza criolla de algunos ecuatorianos.
Al final de los meses donde hemos tenido los cortes de energía, las facturas de los servicios de internet y telefonía móvil se mantienen igual que antes de la crisis energética. Esto ha ocurrido a pesar de que muchas compañías de telecomunicaciones no han prestado un servicio completo y adecuado. Adicionalmente, cuando los ciudadanos llaman para reclamar por el mal servicio o cancelar sus suscripciones, muchas compañías no responden, o si lo hacen, dilatan demasiado los cierres de contrato. Nuevamente, es muy poco lo que las autoridades de control han realizado. Ojalá la promesa de que las empresas de telefonía móvil darán compensaciones por el mal servicio prestado durante los apagones se haga realidad. Los apagones han desvelado que el que pierde casi siempre es el cliente.
Salir a la calle a pie, en bicicleta, o en vehículo durante los apagones se ha convertido en toda una experiencia extrema. En las intersecciones donde los semáforos no funcionan por los cortes de energía, el que logra avanzar es el más avezado o el que tiene el vehículo más grande. En algunas intersecciones agentes de tránsito intentan poner cierto orden, pero la prisa, poca paciencia y sobre todo la incivilidad de algunos terminan venciendo. Los apagones han desvelado los salvajes y desordenados que pueden llegar a ser algunos compatriotas.
Finalmente, los apagones también han mostrado que la gran mayoría de los ecuatorianos queremos trabajar y que por ello estamos dispuestos a hacer grandes esfuerzos. Ojalá estas ganas se vean respaldadas por acciones concretas y efectivas por parte de nuestras autoridades. Compatriotas, no desmayemos y sigamos trabajando fuerte para sacar a este país adelante. Después de todo, los apagones también han puesto en evidencia el esfuerzo y la resiliencia del ecuatoriano promedio, dispuesto a superar cualquier adversidad para seguir adelante.