La ética ausente

La mayor representación parlamentaria, encarna la política del resentimiento infectada e infundida por su caudillo, está empeñada en controlar la designación de jueces a través del Consejo de la Judicatura. Seguir haciendo lo que hicieron desde el 2011 cuando metieron sus garras en la justicia. El interés en destituir a la valiente fiscal general Diana Salazar no lo ocultan. Les incomoda las indagaciones sobre el crimen organizado y la trama de complicidades con las bandas del narcotráfico, donde aparecen evidencias irrebatibles de enlace y connivencia, con el poder de los grupos criminales.

Del caso «Metástasis» se extrae una bifurcación con el caso «Purga»: malos jueces y fiscales, en relación colusoria con sujetos que ostentan poder político, en una red de apetito desmedido por enriquecerse; vínculos que debiendo ser incestuosos, son normales con las redes del crimen organizado. En este escenario de putrefacción, se inscribe la sanción de 31 días de suspensión a la asambleísta Gissela Molina. No le perdonan por las ideas que defiende y levanta contra la corrupción, la contaminación del crimen organizado y sus tentáculos con el poder político.

Hasta hace poco tiempo, un asambleísta dijo: «Soy orgullosamente un Latín King», organización de violencia urbana, que forma parte de las bandas criminales catalogadas como «terroristas». Tan inocentes y castos que fueron comparados, por Rafael Corrrea con los Boy Scouts. Hoy el ex asambleísta Ronny Aleaga, aparece en los chats del caso «Metástasis», se declara perseguido, al igual que su caudillo.

Gran parte del sistema político y de partidos, está podrido. Organizaciones que reclutan en sus filas no personas con méritos, formación o cualidades éticas, sino la sujeción al caudillo, y los enlaces con el bajo mundo del crimen organizado y de las mafias que suministran el dinero a raudales. La ansiedad de ganancias fáciles. La política corroída por la mentira y la corrupción, vuelve inviable la construcción de una democracia al servicio del bien común. Feroz verdad contiene una expresión de Fernando Savater: «Los políticos están donde están porque les han puesto ahí los ciudadanos».