Para finales del 2023 el momento financiero no era de los mejores para muchas empresas en el país y digamos que el inicio de este nuevo año lejos de esclarecerlo, lo ha oscurecido un poco más. El punto central aquí es la liquidez.
Desde el año pasado ya había cierta iliquidez en el mercado, producto de un crédito bancario muy selectivo yal estancamiento de una economía global que poco aportó al crecimiento de nuestras exportaciones. Este escenario se agudiza cuando, con la reciente reforma tributaria, se pone a las empresas más grandes del país a perseguir liquidez localmente con estos porcentajes de autoretención.
Así, la pugna por el efectivo será entonces mucho mayoren estos primeros meses y con gran seguridad las Pymes podrían ser las más afectadas. Como lo mencioné anteriormente, el ajuste irá por ampliar plazos de pago a proveedores y estos verán buenamente como resuelven sus problemas de liquidez.
Pero yendo más allá de lo financiero y volteando la mirada hacia las empresas grandes en lugar de las Pymes, cabe preguntarse si estas no estarán estas abusando de su condición al deliberadamente alterar sus plazos de pago en reacción a la reforma. No es una respuesta sencilla, dependerá siempre de cada caso. Sin embargo, no es menos cierto que si una de estas empresas decide ajustar alegremente sus plazos de pago a proveedores, sin observar la Ley Orgánica de Regulación y Control del Poder de Mercado, podría estarse comprando un mayor problema y no una verdadera solución.
Cuando tuve la oportunidad de ser Intendente de Control del Poder de Mercado en Guayaquil muchas empresas rechazaban y/o desconocían la norma. Esto explicaba claramente el cometimiento de infracciones, aun inconscientemente.
El contexto creo que no ha cambiado mucho hoy en día, pero ahora, cuando la liquidez escasea para todos, cualquier espacio es válido para mantenerla. Y es precisamente en esta arena en donde los “David” podrían derrumbar algunos “Goliat”.
Que el pan de hoy no sea hambre para mañana.