
En la Rusia de Putin -que lleva 23 años en el poder- el opositor tiene altas posibilidades de ser asesinado por los servicios de seguridad de ese país.
La larga lista de eliminados de esa manera termina, por lo pronto, con la muerte del más importante personaje que enfrentó a la autocracia de Putin: Alexey Nalvany, ocurrida en este mes de febrero en una prisión ubicada en el Círculo Polar Ártico. Nalvany, quien develó el descomunal palacio de Putin en el Mar Negro con un costo de más de un mil millones de dólares, fue envenenado en 2020. Se lo trasladó de urgencia a Berlín en cuyos servicios de salud salvó su vida luego de un largo tratamiento médico. Cuando regresó a Rusia en 2021 fue detenido en el aeropuerto y condenado a más de 19 años de prisión. Estuvo cumpliendo esta pena cuando murió de manera súbita y sospechosa.
Yegveny Prigozhin, jefe y propietario del grupo mercenario Wagner, que estuvo al servicio del Kremlin en África y en la invasión a Ucrania, fue murió en un sospechoso accidente aéreo cuando viajaba en un avión privado junto a 5 personas de su entorno. Cometió el pecado imperdonable de cuestionar el manejo militar en Ucrania y marchó con sus tropas a Moscú para exigir rectificaciones a Putin.
Maxim Kuzminov, piloto ruso que desertó a Ucrania con un helicóptero de combate, fue también asesinado en febrero en un pueblo español en el que se había refugiado.
La nómina de críticos y opositores envenenados o muertos a tiros en o fuera de Rusia durante el largo gobierno de Putin es interminable y demuestra la manera de actuar de ese régimen.
Pero el mundo no se atreve a frenar la brutalidad del régimen de Putin y a defender derechos humanos fundamentales de sus ciudadanos. El riesgo de desatar una conflagración mundial por las reacciones de una personalidad suigéneris es demasiado alto. No queda otra alternativa de convivir con él y esperar que el inexorable paso del tiempo lo ponga fuera de juego. En los últimos días el gobierno ecuatoriano tuvo que dejar sin efecto la exportación de “chatarra” rusa a Estados Unidos para mantener las ventas de banano y flores a Rusia, por un imperdonable error deRelaciones Exteriores.