El cambio es una constante en el mundo empresarial y organizacional. Las organizaciones necesitan adaptarse y evolucionar para mantenerse competitivas en un entorno dinámico. La autoridad y su influencia en la organización es uno de los mecanismos más estudiados para lograr cambios organizacionales efectivos. El punto de partidapara lograr el cambio es reconocer que todo es parte de un contexto social complejo y que, por ello, cualquier cosa que se desee diseñar para luego implementar en este entorno debe incorporar esta restricción.
Dentro de este contexto social complejo, existen liderazgos que emanan de la posición de autoridad dentro de la organización y aquellos que surgen espontáneamente. Ambos son relevantes y pueden ser denominadas autoridad. Las figuras de autoridad en una organización son las que pueden establecer la dirección del cambio, comunicar la visión y movilizar a los empleados hacia el objetivo deseado.
Esto convierte a lo descrito en un problema tradicional de optimización: Maximizar el cambio organizacional dado un conjunto de restricciones… ¿qué lo restringe?
Lo restringe dos aspectos que interactúan entre sí. El primero de ellos radica en que el espacio social dentro de la organización tiene una identidad colectiva propia que determinará las sendas viables para lograr el cambio. En ellos está la aceptación del cambio. El segundo de ellos, por su parte, se relaciona con la personalidad de la autoridad y su estilo consecuente de liderazgo. Ellos influyen significativamente en cómo se percibe y se acepta el cambio.
En este sentido, es fundamental para lograr el cambio, que la autoridad tenga la habilidad de conocer sus características propias y que sea consciente de la identidad colectiva de su organización. Solo con estos elementos podrá encontrar la ruta más eficiente para lograr los objetivos trazados. Esta habilidad no es innata, hay que saberla trabajar, y aquí radica precisamente el reto de la gestión del cambio organizacional.