
La presidenta electa Claudia Sheinbaum, como era de esperarse, refuerza con más pasión la retórica populista de López Obrador. Tensa más las relaciones con el reino de España; y, nos insiste, en la obscena exigencia de pedir el salvoconducto para un delincuente (Glas) mutándolo a perseguido político. México da lástima por su descomposición institucional.
La obsesión del populismo es inventar enemigos. Leamos lo que escribe el destacado teórico del neo constitucionalismo, Luigi Ferrajoli, sobre la fijación populista de crear enemigos: «es el mecanismo típico de la demagogia populista: se construyen enemigos potenciales (…) el embotellamiento de las conciencias y de las inteligencias con espectáculos estúpidos y vulgares». Lo dice en su libro poderes salvajes.
La historia es de guerras, invasiones, batallas y conquistas, que han cambiado el mapa político del mundo. Se han erigido civilizaciones e imperios, unos en apogeo y otros en declive. Desde la época primitiva, donde se peleaba con piedras, palos, luego lanzas, cuchillos; y ahora, blindados, tanques, armas químicas, misiles, drones, tecnologías de alta precisión y hasta la Inteligencia Artificial o el indeseable arsenal nuclear. Los populismos simplifican todo y no comprenden la naturaleza de la historia.
Quinientos años después, requerir a España que pida perdón a los pueblos originarios, es un monumental disparate. Larguísima sería la lista de agravios e indulgencias que deberían hacerse, unos y otros. Solo cito tres casos: 1) Que Lula da Silva, presidente del Brasil, demande del gobierno de la República Portuguesa, perdón por la colonización de hace más de quinientos años, e igual a los gobiernos de Francia y Holanda. 2) Que la India, Turquía, Siria, Egipto, y Afganistán, soliciten al gobierno griego perdón por las guerras de conquista de Alejandro Magno, sucedidas 300 años antes de Cristo.
Y, 3) Que los mestizos de América Latina reclamemos a los actuales líderes de las comunidades indígenas nos pidan perdón, ya que, en el mundo precolombino, aztecas, mayas e incas, realizaban prácticas sacrifícales y ofrendas de vidas humanas, que incluía a niños, en ceremonias ofrecidas a sus dioses, «violando» DD. HH.
¡Ah! Me olvidaba: que Sheinbaum, requiera a los descendientes de los mayas, perdón por los juegos de pelotas, como rito, con descabezamientos en Chichén Itzá. El populismo es, por demás rústico.