“Quitópolis”, la propuesta

La ciudad de San Francisco de Quito tiene una rica historia fraguada desde tiempos inmemoriales. Quitus, Quitumbe –“luz directa”, en dialecto aborigen-; Quito, capital del Tahuantinsuyo, villa muy noble y leal, conventual, relicario de arte, carita de Dios, descubridora del río Amazonas, Luz de América, ombligo del mundo, patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO, y atractivo turístico del mundo. Quito,por mil títulos, preside la capitalidad de la cultura en la región andina en plena modernidad. ¡Y ahora es una metrópolis!

Los ciudadanos tenemos responsabilidades con la ciudad, y no solo las autoridades. Porque se trata de proteger su rico legado descrito por historiógrafos, escritores y poetas, sus leyendas y tradiciones, su arquitectura, su carácter identitario. Y construir futuros posibles, asidos de la cultura quiteña: la música, la historia, los monumentos, los museos, la pintura y escultura; las flores y la fauna; sus barrios, los libros, los personajes y el folclore; los alimentos y bebidas; el arte, en sus diversas manifestaciones, las artesanías, los juguetes y los juegos, sus sonidos y aromas…

Quitópolis” sería la base de un proyecto metropolitano, en el cual la educación ciudadana sería su eje principal, de carácter multimedia –con el concurso de la radio, la prensa, la televisión, la Internet y las redes sociales-, cuya impronta se dio en 2001, por iniciativa del Municipio de Quito, Unicef y Grupo Santillana.

Quito debe recuperar su señorío con un ícono -Eugenio de Santa Cruz y Espejo-, que es recordado solamente por el Día del Periodismo. Con su imagen, escritos y proclamas libertarias, deben participar los centros de educación superior -Quito es una ciudad universitaria-, todos los planteles o unidades educativas, las empresas, los medios de comunicación, las editoriales, los profesores, los escritores y los ciudadanos de a pie para crear una ciudad sustentable, sostenible y amable, cuidada por sus ciudadanos, como París y su alcaldesa quien propone una “ciudad amigable”.

La nueva ciudadanía debe gestarse desde la gente, con cabildos abiertos –hermosa institución olvidada-, apoyados por sistemas de conectividad. A propósito, ¿dónde está el proyecto Quito Digital? El tiempo apremia. Diseñemos una política cultural consensuada con la ciudadanía, instalada en “la urgencia del largo plazo”. ¡Porque el Quito eterno espera! ¡Quitópolis es la propuesta ciudadana!