Tiempos políticos

Se ha cumplido un año de gobierno, en el cual se ha apreciado una determinación e incluso valentía para tomar decisiones, algunas acertadas y necesarias y, otras desacertadas y discutibles; y, dentro de las discutibles, quizás, algunas no tanto por el fondo pero sí por la forma.

Debemos entender que, es un presidente joven, que llegó al poder de una manera repentina, quizás ni él mismo lo suponía, ya que probablemente apuntaba a ganar en el 2025 o en el 2029, pero el azar quiso  que gane antes, en el 2023, lo cual le habría obligado a organizar y estructurar apresuradamente tanto el gabinete como su plan de gobierno. En ese ejercicio y ejecución, se habrían presentado enseñanzas, pero también vacíos que han generado cuestionamientos y dudas, como por ejemplo el plan Fénix.

En ese orden de ideas, daría la impresión que, en lo que se refiere a los que incomodan al régimen, la determinación del oficialismo para sacarlos de encima, el tiempo y el cálculo político juegan un rol importante dentro de su estrategia; es decir, se habrían dado a sabiendas forzadas acciones, pero efectivas en función del resultado práctico inmediato, decisiones discutibles por ejemplo en el ámbito jurídico, pero que, hasta que la parte afectada pueda reclamar en las instancias correspondientes, el tiempo habría jugado a favor del gobierno, consecuentemente por más que más tarde se dé la razón a la otra parte, para entonces ya sería tarde. Un ejemplo de esto, es lo dado con la vicepresidenta, a quien, por cierto, esta columna no pretende defender, sino a la institucionalidad. De esta manera, daría la impresión que, en la perspectiva pragmática oficialista, el tiempo seguirá su rumbo y el nuevo tema forzado contribuirá a olvidar al anterior y así en adelante…

Es prudente reflexionar en el sentido de que, cuando en una misma persona coinciden el poder económico y el poder político, dicha potente mezcla, fácilmente puede hacer perder la perspectiva; y, con mayor motivo, si la persona no ha alcanzado la suficiente madurez y/o sabiduría  para sortear tal relevante prueba. Así, sin perjuicio del natural desgaste por el ejercicio del poder, marearse pudiera ser fácil y por consiguiente tambalearse también, prueba de lo cual pudiera ser, la caída en las encuestas, que nos llevan a pensar que algo no se hizo bien y por ende amerita mejorar sino rectificar. Sin perjuicio de aplicar la prudencia y sensibilidad suficiente, para evitar y/o distanciarse de los conflictos de interés, esto es, saber discernir entre los intereses personales versus los nacionales, los que evidentemente son prioritarios si se ocupa un cargo público; cuanto, abstenerse de utilizar el poder como plataforma para atacar a los adversarios, ya sea por rencillas políticas y/o personales, sin pararse a reflexionar que el poder no es para siempre, que el que siembra vientos cosecha tempestades y, que el poder es para servir y no para servirse… 

En cuanto a la hábil comunicación, la calidad de la producción es destacada, pero parecería que la información y los datos no siempre son precisos ni exactos, lo cual puede inducir a error.

Esas conductas, infortunadamente, favorecen y conducen a dar espacios y/o facilidades al peligroso socialismo del siglo XXI, ya que pueden desorientar, confundir  o desilusionar aquel segmento de la población indecisa o confundida.

Cabe indicar que, hasta el momento por lo menos, parecería que el gobierno ha tomado un norte distinto al de trascender en la historia con el sello de Estadista, como en su momento, guardando las distancias, sí lo realizó Clemente Yerovi Indaburu, quien trascendió, entre otros motivos, por nunca aferrarse al poder.  Valga la digresión, para reflexionar en el sentido de que, curiosamente, mientras más se pretende aferrarse al poder, este, efímero por naturaleza democrática, más esquivo y lejano, se vuelve….

En buena hora, debemos tener presente que, una parte importante de la población, tiene claro los peligros del profundo abismo que implica el socialismo del siglo XXI. Siendo así, muy probablemente un destacado segmento del electorado, ante las elecciones que se avecinan con prontitud, se enfocará en votar por el que tenga más posibilidades dentro de la tendencia que defiende la Libertad, la democracia  y el desarrollo económico del país y de la gente, incluido dentro de esa posibilidad, al presidente Noboa, que con sus aciertos que los ha tenido sin duda y pese a  sus errores, está claro que no representa ni regenta el despeñadero de la revolución socialista.

De esta manera, el oficialismo tendría posibilidades en el sentido de que, rectificando, pueda llegar a buen puerto, que en palabras electorales del momento significa, ganar  – la cuesta arriba –  reelección.

Me atrevería a indicar que, incluso el peor gobierno de centro y/o centro derecha y/o derecha, es cien veces preferible que cualquier gobierno socialista auspiciado por el revolucionario correísmo, el cual lo sabemos bien, representa pobreza, corrupción y destrucción, ejemplo de aquello sin ir muy lejos es Venezuela, que en su momento decidió por Chávez como alternativa, y cuyas consecuencias ya todos conocemos….